lunes, 7 de mayo de 2012

Actividad Bloque 2 - Adaptación de un cuento

Lo prometido es deuda, aquí estoy de nuevo! :)

Como os dije en la entrada anterior, es la hora de hacer una adaptación del cuento de los Hermanos Grimm "Toda clase de pieles". Nuestra profe Irune nos contó su propia versión del cuento y ahora nos toca a nosotros adaptarlo para niños de cuatro añitos... aquí va, espero que os guste! :)

Había una vez en un país muy lejano un rey y una reina. Ella era la mujer más guapa del mundo, rubia con ojos verdes... y el rey estaba muy enamorado de ella.

Se querían muchísimo, pero en su matrimonio faltaba algo muy importante para ser totalmente felices, un bebé. Con el paso del tiempo consiguieron tener ese bebé que tanto deseaban para formar una familia, Estefanía fue tan guapa como su madre: rubia con ojos verdes.

Los años pasaban, y la princesa crecía más y más por lo que los reyes decidieron que ya estaba preparada para casarse con un príncipe. Así que los reyes comenzaron a buscar pretendientes para su hija, pero ninguno estaba a su altura. Finalmente, encontraron a uno que creyeron que era el más adecuado para su hija, pero la princesa no pensó lo mismo... era un hombre bastante serio, poco divertido, muy feo en comparación a ella y tenía muchos muchos años más que la princesa (La princesa incluso pensó que podía tener la edad de su abuelo).

Por lo que Estefanía se negó a casarse con él y por más que sus padres insistían ella no daba su brazo a torcer, decía que no era el hombre que ella había imaginado, que debía estar con un príncipe más jóven y guapo. Pero los reyes insistieron en que debía casarse con él ya que ellos lo habían decidido, la princesa al ver que no podía hacer nada por evitarlo aceptó, pero con una condición y ésta era que no se casaría hasta que su futuro marido le regalase un vestido tan dorado como el sol, otro tan plateado como la luna y un último vestido tan brillante como las estrellas...


Su futuro marido no dudó en aceptar aquella condición, ya que él sí estaba enamorado de la princesa más guapa del mundo. Por lo que empezó a pensar cómo podía conseguir aquellos vestidos lo más rápidamente posible para casarse con su amada princesa.

Llamó a sus consejeros y les dijo: "necesito que busquéis en todo el mundo un lugar donde el oro sea el más puro, para hacer un vestido tan dorado como el sol; también necesito que busquéis un lugar donde se encuentre el platino más puro para hacer un vestido tan plateado como la luna. Y, por último, necesito que busquéis el lugar en el que los diamantes sean más puros, para hacer un vestido tan brillante como las estrellas".

Tardaron aproximadamente entre dos y tres años años en encontrar estos materiales y poder hacer los vestidos que la princesa había pedido, mucho menos tiempo del que la princesa creyó que tardaría.

La princesa Estefanía, al ver que lo había conseguido más rápido de lo que ella pensó, inventó otra condición para retrasar su matrimonio. Esta vez pidió un abrigo que estuviese hecho con la piel de todos los animales que hay en el mundo. Su futuro marido le dijo que esto iba a ser muy complicado, que además iba a ser horrible y le iba a llevar mucho tiempo conseguirlo pero la princesa dijo que sería horrible pero único, por lo que éste aceptó sin más.

El futuro marido de la princesa volvió a pedir ayuda a sus consejeros, les dijo que fuesen a cazar por todo el mundo para que consiguiesen hacer trocitos de piel de cada animal del planeta. Tardaron más o menos un año en hacerlo, era bastante feo y muy muy grande, le llegaba hasta los pies y tenía una capucha que le permitía taparse la cara.

Una vez que la princesa vio que todo lo que había pedido se lo había conseguido, no pudo evitar que su marido pusiese la fecha de su boda. Él decidió que sería dentro de tres dias, por lo que la princesa Estefanía se fue muy triste hacia su habitación pensando que su matrimonio ya era inevitable.

Pero, de repente, se la ocurrió algo. Comenzó a meter sus tres vestidos en una mochila y una cadena que le regaló su madre cuando era muy pequeña, ésta contenía una medalla, una estrellita de oro y el anillo de oro de la boda de su madre, se lo puso en el cuello, se vistió con el abrigo de toda clase de pieles, se manchó la cara y las manos, se recogió el pelo y salió hacia el bosque sin que nadie se enterase.

Desde ese día, Estefanía se pasaba todas las noches caminando sin parar y por el día se escondía, porque le deba miedo que sus padres la encontrasen y la obligasen a casarse con el hombre que ellos habían elegido. Un día mientras la princesa caminaba por el bosque escuchó unas voces de hombres y unos ladridos de perros y se asustó mucho, la princesa se agachó para no ser descubierta pero los perros la encontraron. Los hombres la preguntaron que quién era y que qué hacía allí sola en el bosque a esas horas, pero la princesa no contestaba...

Como no sabían que hacer con aquella chica, decidieron contárselo al príncipe que les acompañaba. Él preguntó a la princesa que cuál era su nombre y ella, que decidió no decir que era una princesa a nadie, dijo:  "me llamo Toda clase de pieles".

El príncipe decidió llevar a Toda clase de pieles al palacio y darla un puesto de trabajo en la cocina, ya que ella se lo pidió como un favor. El cocinero que trabaja allí hace muchos años enseñó a toda clase de pieles a cocinar, ya que al ser una princesa nunca antes lo había hecho, además la dieron comida y un sitio donde dormir.

El rostro de toda clase de pieles nunca estaba descubierto, siempre llevaba puesto el abrigo de pieles que le cubría toda la cara con su gran capucha. Pasaron los meses y un buen día, toda clase de pieles se enteró de que el príncipe iba a hacer una gran fiesta para elegir a su esposa. A esta fiesta vendrían todas las princesas de los reinos cercanos y duraría tres días.

El primer día de baile, toda clase de pieles trabajó mucho en la cocina y le pidió al cocinero si podía asomarse al baile ya que nunca antes había estado en ninguno. El cocinero le dio permiso pero con una condición, que tenía que estar antes de que terminase el baile en la cocina para subirle la sopa diaria al príncipe. Entonces toda clase de pieles subió a su cuarto, se peinó, se lavó la cara y se puso uno de los vestidos que le había regalado el que iba a ser su marido ¿sabéis cuál? el vestido tan dorado como el sol y bajó al baile. El príncipe quedó totalmente asombrado con la belleza de aquella joven muchacha y la sacó a bailar. Toda clase de pieles estaba encantada bailando con el príncipe pero, de repente, se dio cuenta que era la hora de volver a la cocina. Entonces subió de nuevo a su habitación corriendo, se recogió el pelo, se pintó la cara y se puso de nuevo su abrigo de toda clase de pieles y bajó a la cocina para llevarle al príncipe aquella sopa que tomaba todas las noches.

Pero aquel caldo llevaba una sorpresa, Toda clase de pieles le había echado algo. Entonces, cuando el príncipe estaba terminando de tomárselo se dio cuenta que en el fondo había una medalla. Esto le extrañó pero no le dio mucha importancia. Puso la medalla en su mesilla de noche y se durmió.

La segunda noche ocurrió exactamente lo mismo, solo que toda clase de pieles se puso el vestido tan plateado como la luna y en el caldo del príncipe en lugar de haber una medalla, había una estrellita de oro. Entonces el príncipe ya empezó a creer que aquello no era una simple casualidad, sino que alguien estaba colocando eso allí y que tenía algún significado.

El príncipe no podía dormir pensando en aquellos dos objetos que alguien había dejado en su caldo, por lo que bajó a la cocina para preguntar quién había hecho el caldo las dos últimas noches. El cocinero afirmó que había sido él como todas las noches y el príncipe dijo que era el mejor caldo que había tomado en su vida.

La tercera y última noche de baile, volvió a ocurrir exactamente lo mismo que las otras dos noches, pero esta vez ¿qué vestido creéis que usó toda clase de pieles? ¡Exacto! el que faltaba... el vestido tan brillante como las estrellas y como las otras dos noches, el príncipe en cuanto la vio la sacó a bailar acariciando sus manos sin parar. Como todas las noches llegó la hora de volver a la cocina, entonces toda clase de pieles subió corriendo a su cuarto y se puso su abrigo, pero esta vez no le dio tiempo a pintarse la cara. Bajó a la cocina, preparó el caldo del príncipe y se lo subió, echando esta vez el objeto que le faltaba: el anillo de la boda de su madre.

Una vez que la toda clase de pieles dejó el caldo en el cuarto del príncipe, éste para asombro de la princesa le dijo que se quedara con él mientras lo tomaba. El príncipe sabía que una vez más, encontraría algo en el plato y cuando llegó al final encontró el anillo que toda clase de pieles había colocado allí.

El príncipe la pregunto: ¿Sabes qué es esto?. La princesa respondió que no, que no sabía que significaba aquello. El príncipe se fue acercando poco a poco a ella hasta que estuvo enfrente y entonces la dijo: "¿sabes qué es esto? este anillo es el compañero de este otro que yo te puse esta noche mientras bailábamos" mientras cogía su mano y seguía diciendo "me enamoré de ti desde el primer día que te vi en el baile. Me harías muy feliz si quisieras casarte conmigo".

Toda clase de pieles no dudó ni un momento en aceptar la propuesta del príncipe. Desde aquel momento, toda clase de pieles volvió a ser Estefanía, explicó a sus padres lo sucedido y ellos fueron muy felices al saber que su hija había encontrado al hombre de su vida.

El príncipe y la princesa se casaron, formaron una gran familia con muchos hijos y fueron muy muy felices el resto de su vida...

¡Y entonces... cataplán, cataplón y cataplín, cataplín hemos llegado al fin! :)
***
Y voy por un caminito y voy por otro... y si este cuento os ha gustado... ¡mañana voy a por otro!

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